1. La Bondad Inmutable de Dios
Salmos 34:8 “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.”
Dios no solo hace cosas buenas, Él es la esencia misma de la bondad.
Su bondad no depende de las circunstancias ni del comportamiento humano.
En medio del juicio anunciado en Nahúm, el Señor sigue mostrando Su carácter bueno hacia los que le pertenecen.
2. Fortaleza en el Día de la Angustia
Salmos 46:1 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”
La vida tiene momentos de aflicción y prueba, pero Dios es un refugio seguro.
La palabra “fortaleza” implica un lugar alto, inaccesible al enemigo.
No se trata de evitar el día de angustia, sino de tener protección divina en medio de él.
3. Conoce a los que Confían en Él
Juan 10:14 “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.”
“Conocer” aquí es un conocimiento íntimo, relacional y protector.
Dios no olvida a los que le siguen, Él guarda su vida y les da paz.
La confianza verdadera se evidencia en obediencia y dependencia de Su palabra.
4. La Confianza que Produce Seguridad
Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”
Confiar en Dios trae estabilidad emocional y espiritual.
La seguridad no proviene de lo que vemos, sino de quién es nuestro Dios.
La confianza en Él produce paz aun en medio del caos.
Conclusión
Nahúm 1:7 nos recuerda que en medio del juicio y la adversidad, el pueblo de Dios tiene un refugio seguro: Su bondad, Su fortaleza y Su cuidado personal. Dios no solo es capaz de protegernos, sino que nos conoce íntimamente. En tiempos difíciles, la clave está en confiar plenamente en Él, pues esa confianza nos da paz, fortaleza y esperanza.
Cuando llegue el día de angustia, no busques primero soluciones humanas; corre a los brazos de Aquel que es bueno, fuerte y fiel.

