Introducción:
El salmista David termina este salmo con una palabra de ánimo para todos los que confían en el Señor. En tiempos de angustia, la esperanza en Dios se convierte en una fuente de fortaleza y consuelo. Este versículo nos enseña que la verdadera valentía y fuerza provienen de la fe en Jehová.
1. La esperanza en Dios fortalece el corazón
Isaías 40:31 “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas…” Esperar en Dios no es pasividad, sino confianza activa. Cuando el alma se apoya en las promesas divinas, recibe fuerzas renovadas para seguir adelante. La esperanza nos levanta cuando todo parece perdido.
2. El esfuerzo es parte de la fe
Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes…” La fe no elimina la necesidad de acción; al contrario, la impulsa. Dios nos llama a esforzarnos, a no rendirnos ante las pruebas, porque Él está con nosotros. El esfuerzo es una respuesta de obediencia al llamado de Dios.
3. El corazón se alienta en la presencia de Dios
Salmos 27:14 “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” La presencia del Señor trae aliento al alma cansada. El creyente que espera en Dios encuentra paz en medio de la tormenta, porque sabe que el Señor no abandona a los suyos.
Lamentaciones 3:25 “Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.” Nuestra esperanza no está basada en circunstancias, sino en el carácter fiel de Dios. Él cumple lo que promete, y eso nos da seguridad para seguir esperando con fe y paciencia.
Conclusión:
Esperar en Jehová es el secreto de un corazón fuerte. Aunque las circunstancias sean adversas, quienes confían en el Señor hallarán en Él la fuerza para resistir, el ánimo para seguir, y la esperanza que nunca defrauda. “Toma aliento tu corazón, porque Dios nunca deja sin respuesta al que en Él espera.”






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